01 Jun
01Jun

En una tarde cálida, entre el aroma del café recién servido y las risas espontáneas de dos amigas, nació una idea que transformaría la vida de miles de mujeres en Latinoamérica. 

Angélica, una empresaria mexicana apasionada por el empoderamiento, y Andrea, una visionaria colombiana que creía firmemente en el poder de las redes de apoyo, estaban conversando sobre sus sueños y los desafíos que enfrentaban como mujeres en el mundo empresarial. Ambas coincidieron en una verdad innegable: Latinoamérica está llena de mujeres talentosas, creativas y resilientes, pero también está marcada por obstáculos profundos que frenan sus aspiraciones. Desde la falta de acceso a recursos financieros, capacitación, hasta prejuicios sociales y culturales que desestiman su potencial, las barreras parecían insuperables.


La conversación, que comenzó como una reflexión sobre sus propias experiencias, pronto se convirtió en un sueño compartido. ¿Qué pasaría si juntas crearan una red que conectara a esas mujeres con oportunidades, apoyo y herramientas necesarias para prosperar? ¿Qué pasaría si lograban demostrarles que, con ayuda y determinación, sí se puede?. Fue así como, en ese pequeño rincón de su charla de café, nació AMELAC: la Asociación de Mujeres Empresarias Lideres de América y el Caribe.


Un sueño hecho realidad….


Desde su creación, AMELAC se ha dedicado a transformar vidas, brindando mentorías, talleres y acercando a financiamientos, a mujeres que sueñan con emprender o llevar sus negocios al siguiente nivel. Con un modelo basado en la sororidad y la colaboración, la asociación no solo les ofrece herramientas prácticas, sino también un espacio donde pueden sentirse escuchadas, comprendidas y acompañadas.


Hoy, AMELAC es mucho más que una organización; es un movimiento. Cientos de mujeres han encontrado en ella no solo una oportunidad, sino también un recordatorio de que no están solas. Porque cada negocio que prospera, cada sueño que se cumple y cada mujer que se empodera es un testimonio de que, cuando las mujeres se apoyan entre sí, no hay límites para lo que pueden lograr.

Angélica y Andrea, siguen tomando café juntas, pero ahora, lo hacen viendo cómo su pequeña idea se ha convertido en un cambio significativo para la región. Y así, el mensaje de AMELAC sigue resonando: “Si tú crees en ti, nosotras creemos contigo.”